Cudillero, 25 de mayo.
El pasado sábado, un grupo de valientes montañeros del Grupo de Montaña La Chiruca de Cudillero emprendió una jornada que quedará grabada en sus memorias. Se enfrentaron a la segunda etapa de la Ruta de la Reconquista GR 202, un desafío que se extiende a lo largo de 66 kilómetros desde Covadonga hasta Areños en Cantabria, dividido en cuatro etapas legendarias.
La etapa que acometieron, desde el Lago Encina hasta Poncebos, es conocida por su exigencia física, con un desnivel pronunciado que pone a prueba la resistencia de los senderistas. La ruta serpentea a través de las majadas de Balbín, Parres, Arnedo, Mayor, Ostón y el pozo sima de los Texos, ofreciendo paisajes que cortan la respiración y desafíos que aceleran el pulso.
El tramo más espectacular es, sin duda, la bajada desde la majada de Oston por el Canal de Culiembro. Comenzando en la majada de Peña Mayor, a una altitud de 1.400 metros, el camino presenta un inicio suave que se torna más exigente a medida que se desciende hacia los 400 metros de la Senda del Cares, donde el canal encuentra su fin. Los últimos cinco kilómetros de la Ruta del Cares conducen finalmente a Poncebos, marcando el fin de esta etapa.
Los números hablan por sí solos: 18 kilómetros recorridos, 1.260 metros de ascenso acumulado y 2.144 metros de descenso, todo ello en un tiempo de 9 horas para el último de los participantes en alcanzar Poncebos. Pero más allá de las cifras, lo que realmente destacó fue el clima favorable, con una temperatura agradable, ausencia de niebla o tormentas y una visibilidad que permitió a los montañeros disfrutar plenamente de la experiencia y completar la ruta con éxito.
Este periplo no es solo un logro físico, sino también un viaje a través de la historia y la cultura de una región que ha sido testigo de innumerables batallas y gestas. La Ruta de la Reconquista no solo es un camino entre montañas, sino un sendero que conecta el pasado con el presente, invitando a los aventureros a redescubrir las raíces de su tierra.